domingo, 21 de marzo de 2010

Adaptación a los cambios


Últimamente estuve pensando mucho en los cambios. Una de las aptitudes que relevo en las entrevistas laborales es justamente la capacidad de adaptarse a los cambios. Esa aptitud es muy importante para cualquier puesto.

Vivimos en un mundo de constantes cambios y desde el comienzo de la historia de la humanidad el ser humano ha debido enfrentarse a diversas situaciones, entornos, desafíos y amenazas. Adaptarse desde el punto de vista biológico es una forma de subsistir, en el ámbito psicosocial, laboral o profesional es una manera de aprender, de superarse y de triunfar.

En la actualidad todos estamos transitando una era de transformaciones: climáticas, sociales, culturales, tecnológicas, etc. En mi caso particular, me he enfrentado a innumerables cambios a lo largo de mi carrera: reestructuraciones, nuevos jefes, compañeros, políticas, procedimientos, etc. Sin duda alguna los cambios en mi vida personal han sido aún más frecuentes y significativos. Sin ir más lejos, el presente año comenzó con grandes cambios internos y externos. Es un buen momento para reflexionar sobre la mejor manera de enfrentarlos.

Si bien en un primer momento es inevitable sentirse abrumado, desorientado y hasta desmotivado, considero que la clave para lograr una correcta adaptación recae en tres puntos fundamentales: la confianza, el análisis y la perseverancia.

Debemos confiar en nosotros mismos, en nuestra capacidad para responder eficazmente ante los nuevos escenarios. Es preciso apartar el famoso "no voy a poder..." que muchas veces se instala en nuestras mentes cuando cualquier cambio relevante y sorpresivo aparece en el camino. Y si realmente nuestra autoconfianza está debilitada, un buen ejercicio sería hacer un repaso de nuestra experiencia, de todos los cambios a los que nos hemos enfrentado a lo largo de la vida para descubrir cómo, de una forma u otra, hemos logrado adaptarnos y salir airosos. Seguramente nos sorprenderemos al caer en la cuenta de lo numerosos que han sido dichos cambios.

El autoanálisis es otro requisito elemental para lograr una buena adaptación. Debemos conocer en profundidad nuestras fortalezas y debilidades, para sacar el mayor provecho de las primeras y hallar la mejor manera de contrarrestar las últimas. Si desconocemos nuestros puntos débiles éstos podrán jugarnos una mala pasada en más de una oportunidad. Es necesario ser consciente de las herramientas con las que contamos y aquellas de las que carecemos para enfrentar los nuevos desafíos. También debemos estar muy atentos a nuestras reacciones, los sentimientos que nos provocan las nuevas experiencias a las que nos enfrentaremos a lo largo del camino del cambio. Cada sentimiento negativo puede remitirnos a algo más profundo que una simple resistencia a lo desconocido, puede tratarse de algún conflicto interno sin resolver que, de no afrontarlo, podría convertirse en un impedimento no solo en la situación actual sino también en un futuro.

Es indudable que la perseverancia es el punto más importante en este proceso. Más de una vez sentiremos el impulso de bajar los brazos y el deseo imperioso de volver a la situación anterior, aquella que representaba lo que en psicología se denomina "zona de confort". La zona de confort es un estado mental donde nos encontramos cómodos con nuestra vida actual, aunque no nos satisfaga completamente, es una especie de conformismo. Cualquier nuevo desafío que nos aleje de este estado nos inquieta y hasta podría conducirnos a una fuerte crisis. Pero el conformismo no es la solución, no debemos darnos por vencidos en la búsqueda de la felicidad plena. Los cambios son inevitables y si bien al principio puedan parecer amenazas, no dejan de ser oportunidades de mejora. Confrontarlos, aprender de los errores, experimentar nuevas sensaciones, descubrir nuestras capacidades ignoradas, todo ello viene de la mano del cambio, nos hace crecer, enriquecernos y ampliar nuestra visión.

Podemos continuar con nuestra vida como si fuera una rutina, una sucesión de situaciones cotidianas que podemos controlar desde la seguridad de lo conocido. O podemos darle la bienvenida a los cambios, animarnos a la aventura que implica lo desconocido, todas esas experiencias por descubrir. No saber cuál será el resultado puede generarnos gran incertidumbre y hasta cierto temor, pero hay algo que no podemos dudar: independientemente del resultado es más lo que ganaremos al adentrarnos en el camino del cambio que lo que dejaremos en nuestra zona de confort.

¿Y ustedes? ¿Se han enfrentado a cambios significativos últimamente? ¿Cómo los afrontaron? ¿Cuál fue el resultado?